Remodelar también es sinónimo de darle vida a esos objetos que parecen apagados por el paso del tiempo. Pero esta labor merece cuidado y busca recuperar, y no encartar. Si tienes enseres que no quieres abandonar, sigue estos sencillos pasos para regalarles una nueva cara.

1. Lo primero que hay que tener en cuenta es que realmente sí se puede restaurar un mueble, siempre y cuando se conozca el origen del mismo. Si se sabe de dónde viene, quienes fueron sus dueños y mucho mejor, qué casas o espacio ocuparon. Los enseres con una procedencia desconocida empiezan a tener líos pues borrar la memoria de algunos objetos es muy complicado. Evita a toda costa los que vienen de funerarias, hospitales e iglesias.
2. Verifica que la estructura aún sea segura para seguirla trabajando, sino refuérzala para garantizar mayor durabilidad. La carpintería del barrio o un carpintero bien referenciado es el mejor lugar para llevar estos muebles antes de iniciar la transformación.
3. Escoge materiales nuevos y diferentes para cambiarles la cara. Si se van a tapizar, opta por colores diferentes a los antiguos. Si quieres usar apliques, que sean novedosos y diferentes. Si es madera, buscar esmaltes o pinturas distintas a la original. También existe la posibilidad de tallar y dibujar nuevas figuras. ¡Ponte creativa!
4. La higiene es la parte más importante de este proceso, porque la remodelación debe ir de la mano de la eliminación de cualquier tipo de visitantes no deseados. Pulgas, garrapatas, ácaros y hasta rodeadores, deben salir volando con una buena fumigación e inmunización.

5. Que los muebles viejos no desentonen. A veces por el miedo a dejar ir, terminamos incluyendo en la decoración enseres que definitivamente no van con la nueva decoración. Así que antes de restaurar y reparar es importante tener muy claro el lugar y los objetos que acompañarán esta nueva apuesta. Si no existe, mejor recicla, dona o ¡haz una venta de garaje!